sensei
01/03/2016

Reflexiones a tres años de la reforma laboral
Este 30 de noviembre del 2015 se cumplen tres años de la más reciente reforma a la Ley
Federal del Trabajo, razón por la cual los integrantes de la firma Diez de Bonilla, Kuri y Asociados, S.C., que cumple 30 años de vida y se ha especializado en Derecho del trabajo, nos ofrece una reflexión sobre los resultados y el rumbo de dicha reforma.
Como se recordará, en noviembre de 2012 se anunció la tan esperada reforma laboral que venía discutiéndose desde hacía más de 10 años y que traería como efecto un impulso a la contratación de trabajadores y a la productividad de las empresas, traduciéndose todo lo anterior en un crecimiento económico del país. Por esa razón, la firma Diez de Bonilla, Kuri y Asociados, S.C., convocó, a mediados de ese mes, a una conferencia a la que asistieron más de 300 personas entre clientes, colegas y amigos, para discutir los puntos trascendentales de dicha reforma y, sobre todo, las consecuencias prácticas y legales que conllevaría.
Los puntos torales de la reforma consistieron particularmente en los siguientes: la introducción del concepto de “trabajo digno” en la ley, la regulación de las empresas “subcontratistas”, las nuevas formas de contratación, la simplificación en el procedimiento para dar por terminada la relación de trabajo sin responsabilidad para el patrón, la limitación de pago de salarios caídos en el procedimiento, la obligación de crear una Comisión de Capacitación, Adiestramiento y Productividad en las empresas que tengan más de 50 trabajadores, el reconocimiento y la regulación de los medios electrónicos como pruebas en un juicio y ciertos nuevos derechos, obligaciones y prohibiciones tanto de los trabajadores como de los patrones.
Por otro lado, el pasado 1º de octubre el despacho Diez de Bonilla, Kuri y Asociados, S.C., cumplió 30 años como una firma consolidada en la materia del Derecho del trabajo representando al sector patronal. En conmemoración de ese hecho y del aniversario de la reforma mencionada, aprovechamos este espacio para tratar dos cuestiones: primero, hacer una reflexión sobre los resultados y el rumbo de dicha reforma y, segundo, mencionar la aportación de todos los integrantes que conforman esa firma legal que con su esfuerzo, entrega y, sobre todo, amor a la profesión y a la materia que les ocupa, contribuyen a la justicia laboral. A tres años de la más reciente reforma laboral, lo importante consiste en hacer un análisis de los resultados y, sobre todo, en determinar si el fin que se comentó de dicha reforma se cumple o se puede cumplir. Lamentablemente la respuesta sigue lejana a un sí, algo que se preveía por muchos, no por ser pesimistas sino por la realidad que se enfrenta. El corazón de la reforma está en la introducción del concepto de la dignidad del trabajo. Ya superamos el concepto de mejores salarios y mejores condiciones laborales. Ahora vamos por algo más. El trabajo digno, por supuesto, implica un mejor salario, mejores condiciones laborales y hacer más con menos, pero el sustento de todo lo anterior está en la capacitación, en tener trabajadores más útiles, más conocedores, más servidores del otro y, así, con esa utilidad se le dará al ser humano un sentido de pertenencia, un sentido de utilidad y de valor.
Cuando se escucha, por ejemplo, que una línea de producción es reemplazada por máquinas, esto no se debe considerar como una discriminación hacia el trabajador, sino al contrario, pues se está privilegiando una función que no es apta para el ser humano sino para las máquinas. El hombre no realiza únicamente actos repetitivos y mecánicos, sino que es un ser creativo. Esa naturaleza creativa hay que instruirla y formarla. Ahí es donde el sector patronal debe aportar y exigir que su inversión sea, precisamente, en el recurso humano para que, en realidad, este se convierta en un capital humano. Al tener trabajadores capacitados, útiles y valiosos, existirán mejores salarios, mejores condiciones de trabajo e incluso se superaría la preocupación por los derechos a la estabilidad del trabajador. Ahora más bien la preocupación consistiría en que el trabajador, por su alto grado de capacitación, no se vaya a servir a la competencia.
Luego entonces, la construcción del mundo jurídico debe encaminarse a favor del hombre por el hombre, donde las normas sean para alentar ese crecimiento. Este es el corazón de la reforma y es obvio que no se resuelve con un decreto. Pedir que la ley per se cumpla con lo anterior sería absurdo. Tienen que ser los protagonistas laborales quienes fomenten esta cultura de capacitación, que, se insiste, no debe considerarse como un costo sino como la mejor inversión. Para esto, la ley nos da herramientas, como el Programa de Capacitación y Adiestramiento, que tiene como objetivo enseñar al trabajador lo que no sabe hacer conforme a la categoría inmediata superior y adiestrarlo, es decir que ahora, de acuerdo con lo que ya sabe, hay que enseñarle nuevas técnicas y perfeccionar su conocimiento.
Desgraciadamente, en el contexto legal actual, protector de la clase trabajadora, ésta se ha visto como una obligación del patrón y no del trabajador, aunque la ley señala que la responsabilidad de la capacitación es de ambos, ya que, por una parte, jamás se podrá despedir a un trabajador por negarse a tomar los cursos o por no aprobarlos y, por otra, el patrón que no proporcione capacitación sí puede ser sancionado con multas, debiendo capacitar a su personal en horarios hábiles. Todo esto desvirtúa el concepto de capacitación y adiestramiento, pues así como el patrón apuesta en capacitar y adiestrar al trabajador, este también debería, por ejemplo, esforzarse para hacerlo en sus horas de descanso, para que exista justicia equitativa.
Por otra parte, las nuevas modalidades de contratación sí son plausibles. Que exista un periodo de prueba o de capacitación inicial no quiere decir que se esté afectando la estabilidad del trabajador, sino que, al contrario, la privilegia, pues para que haya trabajadores a prueba y con capacitación inicial se requiere instrucción y justamente eso es lo que se pretende, que se capacite a los trabajadores.
Se reconoce también lo afortunado de regular el régimen de subcontratación y el hecho de que este tipo de empresas se limite a trabajos especializados, es decir, ajenos al objeto principal del contratante, lo cual tiene su lógica pues no será del interés del que contrata los servicios el desarrollo humano de esos trabajadores especializados, sino que lo que se desea es el servicio de la empresa especializada que ya adiestró y capacitó a ese tipo de trabajadores.
La reforma, por lo tanto, rompió ciertos paradigmas y ahora habrá que transitar hacia una nueva cultura laboral, labor que el despacho Diez de Bonilla, Kuri y Asociados, S.C., ha realizado en 30 años mediante la aportación de una nueva cultura, diferente a la ya superada lucha de clases o al derecho tutelar de la clase trabajadora. Ahora más bien se trata de un derecho laboral que tutele el trabajo, como actividad, protegiendo tanto a quien la recibe, como quien la presta, y enriqueciendo a ambas partes.
Diez de Bonilla, Kuri y Asociados, S.C., es una de las firmas protagonistas en la rama del Derecho laboral en México y fue fundada en 1985 por José Antonio Diez de Bonilla Altamirano y Alfredo Kuri Monterrubio. El primero es un entusiasta asesor en la materia, con gran experiencia en el mundo colectivo del Derecho del trabajo, que ha participado en innumerables negociaciones colectivas y es muy sensible a los problemas empresariales que tienen como fin no el menoscabo del capital humano, sino la búsqueda de alternativas de crecimiento, con miras a optimizar la productividad. El segundo es un abogado dedicado con entrega y pasión a su profesión, con años de experiencia en el litigio de juicios laborales, un reconocido profesionista en todos y en cada uno de los pasillos de los tribunales laborales, tanto por autoridades como por colitigantes, y quien, día a día, busca justicia en cada uno de los asuntos que representa.
Como asociados de la firma están los licenciados Raymundo Calva Merino, Noemí Weil Borg, Luis Diez de Bonilla Martínez, Roxana Ruz Carrillo y Jorge Rodero Ponce de León, todos con la misma pasión, entusiasmo, entrega y convicción de aportar a la materia cuestiones innovadoras, atreviéndose a romper paradigmas y conceptos imprácticos. Además, a la firma se suma todo un equipo de abogados y pasantes en Derecho que día a día, en el Distrito Federal y en todo el interior de la República, representan los principios del despacho.
El interés de la firma siempre ha sido la asesoría preventiva para encaminar a sus clientes a buscar la armonía de las relaciones obrero-patronales dentro de las empresas para evitar cualquier conflicto laboral y las consecuentes sanciones previstas en las normas laborales.
Las áreas de asesoría están abocadas a la materia de contratación de trabajadores, terminación de relaciones de trabajo, prestaciones, reparto de utilidades, seguridad e higiene, reglamento interior de trabajo, capacitación y adiestramiento, así como revisión de contratos colectivos de trabajo. Asimismo, cuentan con gran prestigio en la atención de juicios en materia laboral en toda la República mexicana, resolviendo cualquier demanda o queja que se presente ante las correspondientes autoridades laborales. Su práctica laboral en todos los estados de la República es constante, por lo cual tienen un gran reconocimiento y un gran prestigio en diversas plazas.
El despacho cuenta con más de 300 clientes que van desde empresas del sector privado hasta diversas instituciones del sector público. Este es el caso del Banco Nacional de Obras y Servicios Públicos (BANOBRAS), de la Comisión Federal de Electricidad (CFE) y de Petróleos Mexicanos (PEMEX), entidades en las cuales, además de abordar juicios laborales, se han atendido cuestiones como la negociación del cambio de las condiciones generales de trabajo, hoy vigentes, en BANOBRAS, así como la implementación de la extinción de Luz y Fuerza del Centro, asesorando a la CFE, y la revisión del contrato colectivo y el reglamento interior de trabajo que rige a PEMEX para implementar un nuevo esquema en el plan de jubilaciones.
Asimismo, la firma asesora y representa gratuitamente a fundaciones e instituciones de asistencia privada, como Fundación Teletón, Fundación John Landon Down y Fundación Ellen West, labor que el despacho ha venido haciendo desde la creación de estas, por la experiencia profesional y humana que implica contribuir con los nobles objetivos que persiguen.
En conclusión, no hay duda de que la reforma laboral no ha cumplido sus objetivos. Sin embargo, existe un camino trazado bajo un nuevo objetivo: la dignidad del trabajo, con todo lo que ello implica. Entonces habrá que recorrer y transitar ese camino para generar la cultura laboral deseada a la cual el despacho Diez de Bonilla, Kuri y Asociados, S.C., se suma para alcanzarla.

Reflexiones a tres años de la reforma laboral
sensei
01/03/2016
Este 30 de noviembre del 2015 se cumplen tres años de la más reciente reforma a la Ley
Federal del Trabajo, razón por la cual los integrantes de la firma Diez de Bonilla, Kuri y Asociados, S.C., que cumple 30 años de vida y se ha especializado en Derecho del trabajo, nos ofrece una reflexión sobre los resultados y el rumbo de dicha reforma.
Como se recordará, en noviembre de 2012 se anunció la tan esperada reforma laboral que venía discutiéndose desde hacía más de 10 años y que traería como efecto un impulso a la contratación de trabajadores y a la productividad de las empresas, traduciéndose todo lo anterior en un crecimiento económico del país. Por esa razón, la firma Diez de Bonilla, Kuri y Asociados, S.C., convocó, a mediados de ese mes, a una conferencia a la que asistieron más de 300 personas entre clientes, colegas y amigos, para discutir los puntos trascendentales de dicha reforma y, sobre todo, las consecuencias prácticas y legales que conllevaría.
Los puntos torales de la reforma consistieron particularmente en los siguientes: la introducción del concepto de “trabajo digno” en la ley, la regulación de las empresas “subcontratistas”, las nuevas formas de contratación, la simplificación en el procedimiento para dar por terminada la relación de trabajo sin responsabilidad para el patrón, la limitación de pago de salarios caídos en el procedimiento, la obligación de crear una Comisión de Capacitación, Adiestramiento y Productividad en las empresas que tengan más de 50 trabajadores, el reconocimiento y la regulación de los medios electrónicos como pruebas en un juicio y ciertos nuevos derechos, obligaciones y prohibiciones tanto de los trabajadores como de los patrones.
Por otro lado, el pasado 1º de octubre el despacho Diez de Bonilla, Kuri y Asociados, S.C., cumplió 30 años como una firma consolidada en la materia del Derecho del trabajo representando al sector patronal. En conmemoración de ese hecho y del aniversario de la reforma mencionada, aprovechamos este espacio para tratar dos cuestiones: primero, hacer una reflexión sobre los resultados y el rumbo de dicha reforma y, segundo, mencionar la aportación de todos los integrantes que conforman esa firma legal que con su esfuerzo, entrega y, sobre todo, amor a la profesión y a la materia que les ocupa, contribuyen a la justicia laboral. A tres años de la más reciente reforma laboral, lo importante consiste en hacer un análisis de los resultados y, sobre todo, en determinar si el fin que se comentó de dicha reforma se cumple o se puede cumplir. Lamentablemente la respuesta sigue lejana a un sí, algo que se preveía por muchos, no por ser pesimistas sino por la realidad que se enfrenta. El corazón de la reforma está en la introducción del concepto de la dignidad del trabajo. Ya superamos el concepto de mejores salarios y mejores condiciones laborales. Ahora vamos por algo más. El trabajo digno, por supuesto, implica un mejor salario, mejores condiciones laborales y hacer más con menos, pero el sustento de todo lo anterior está en la capacitación, en tener trabajadores más útiles, más conocedores, más servidores del otro y, así, con esa utilidad se le dará al ser humano un sentido de pertenencia, un sentido de utilidad y de valor.
Cuando se escucha, por ejemplo, que una línea de producción es reemplazada por máquinas, esto no se debe considerar como una discriminación hacia el trabajador, sino al contrario, pues se está privilegiando una función que no es apta para el ser humano sino para las máquinas. El hombre no realiza únicamente actos repetitivos y mecánicos, sino que es un ser creativo. Esa naturaleza creativa hay que instruirla y formarla. Ahí es donde el sector patronal debe aportar y exigir que su inversión sea, precisamente, en el recurso humano para que, en realidad, este se convierta en un capital humano. Al tener trabajadores capacitados, útiles y valiosos, existirán mejores salarios, mejores condiciones de trabajo e incluso se superaría la preocupación por los derechos a la estabilidad del trabajador. Ahora más bien la preocupación consistiría en que el trabajador, por su alto grado de capacitación, no se vaya a servir a la competencia.
Luego entonces, la construcción del mundo jurídico debe encaminarse a favor del hombre por el hombre, donde las normas sean para alentar ese crecimiento. Este es el corazón de la reforma y es obvio que no se resuelve con un decreto. Pedir que la ley per se cumpla con lo anterior sería absurdo. Tienen que ser los protagonistas laborales quienes fomenten esta cultura de capacitación, que, se insiste, no debe considerarse como un costo sino como la mejor inversión. Para esto, la ley nos da herramientas, como el Programa de Capacitación y Adiestramiento, que tiene como objetivo enseñar al trabajador lo que no sabe hacer conforme a la categoría inmediata superior y adiestrarlo, es decir que ahora, de acuerdo con lo que ya sabe, hay que enseñarle nuevas técnicas y perfeccionar su conocimiento.
Desgraciadamente, en el contexto legal actual, protector de la clase trabajadora, ésta se ha visto como una obligación del patrón y no del trabajador, aunque la ley señala que la responsabilidad de la capacitación es de ambos, ya que, por una parte, jamás se podrá despedir a un trabajador por negarse a tomar los cursos o por no aprobarlos y, por otra, el patrón que no proporcione capacitación sí puede ser sancionado con multas, debiendo capacitar a su personal en horarios hábiles. Todo esto desvirtúa el concepto de capacitación y adiestramiento, pues así como el patrón apuesta en capacitar y adiestrar al trabajador, este también debería, por ejemplo, esforzarse para hacerlo en sus horas de descanso, para que exista justicia equitativa.
Por otra parte, las nuevas modalidades de contratación sí son plausibles. Que exista un periodo de prueba o de capacitación inicial no quiere decir que se esté afectando la estabilidad del trabajador, sino que, al contrario, la privilegia, pues para que haya trabajadores a prueba y con capacitación inicial se requiere instrucción y justamente eso es lo que se pretende, que se capacite a los trabajadores.
Se reconoce también lo afortunado de regular el régimen de subcontratación y el hecho de que este tipo de empresas se limite a trabajos especializados, es decir, ajenos al objeto principal del contratante, lo cual tiene su lógica pues no será del interés del que contrata los servicios el desarrollo humano de esos trabajadores especializados, sino que lo que se desea es el servicio de la empresa especializada que ya adiestró y capacitó a ese tipo de trabajadores.
La reforma, por lo tanto, rompió ciertos paradigmas y ahora habrá que transitar hacia una nueva cultura laboral, labor que el despacho Diez de Bonilla, Kuri y Asociados, S.C., ha realizado en 30 años mediante la aportación de una nueva cultura, diferente a la ya superada lucha de clases o al derecho tutelar de la clase trabajadora. Ahora más bien se trata de un derecho laboral que tutele el trabajo, como actividad, protegiendo tanto a quien la recibe, como quien la presta, y enriqueciendo a ambas partes.
Diez de Bonilla, Kuri y Asociados, S.C., es una de las firmas protagonistas en la rama del Derecho laboral en México y fue fundada en 1985 por José Antonio Diez de Bonilla Altamirano y Alfredo Kuri Monterrubio. El primero es un entusiasta asesor en la materia, con gran experiencia en el mundo colectivo del Derecho del trabajo, que ha participado en innumerables negociaciones colectivas y es muy sensible a los problemas empresariales que tienen como fin no el menoscabo del capital humano, sino la búsqueda de alternativas de crecimiento, con miras a optimizar la productividad. El segundo es un abogado dedicado con entrega y pasión a su profesión, con años de experiencia en el litigio de juicios laborales, un reconocido profesionista en todos y en cada uno de los pasillos de los tribunales laborales, tanto por autoridades como por colitigantes, y quien, día a día, busca justicia en cada uno de los asuntos que representa.
Como asociados de la firma están los licenciados Raymundo Calva Merino, Noemí Weil Borg, Luis Diez de Bonilla Martínez, Roxana Ruz Carrillo y Jorge Rodero Ponce de León, todos con la misma pasión, entusiasmo, entrega y convicción de aportar a la materia cuestiones innovadoras, atreviéndose a romper paradigmas y conceptos imprácticos. Además, a la firma se suma todo un equipo de abogados y pasantes en Derecho que día a día, en el Distrito Federal y en todo el interior de la República, representan los principios del despacho.
El interés de la firma siempre ha sido la asesoría preventiva para encaminar a sus clientes a buscar la armonía de las relaciones obrero-patronales dentro de las empresas para evitar cualquier conflicto laboral y las consecuentes sanciones previstas en las normas laborales.
Las áreas de asesoría están abocadas a la materia de contratación de trabajadores, terminación de relaciones de trabajo, prestaciones, reparto de utilidades, seguridad e higiene, reglamento interior de trabajo, capacitación y adiestramiento, así como revisión de contratos colectivos de trabajo. Asimismo, cuentan con gran prestigio en la atención de juicios en materia laboral en toda la República mexicana, resolviendo cualquier demanda o queja que se presente ante las correspondientes autoridades laborales. Su práctica laboral en todos los estados de la República es constante, por lo cual tienen un gran reconocimiento y un gran prestigio en diversas plazas.
El despacho cuenta con más de 300 clientes que van desde empresas del sector privado hasta diversas instituciones del sector público. Este es el caso del Banco Nacional de Obras y Servicios Públicos (BANOBRAS), de la Comisión Federal de Electricidad (CFE) y de Petróleos Mexicanos (PEMEX), entidades en las cuales, además de abordar juicios laborales, se han atendido cuestiones como la negociación del cambio de las condiciones generales de trabajo, hoy vigentes, en BANOBRAS, así como la implementación de la extinción de Luz y Fuerza del Centro, asesorando a la CFE, y la revisión del contrato colectivo y el reglamento interior de trabajo que rige a PEMEX para implementar un nuevo esquema en el plan de jubilaciones.
Asimismo, la firma asesora y representa gratuitamente a fundaciones e instituciones de asistencia privada, como Fundación Teletón, Fundación John Landon Down y Fundación Ellen West, labor que el despacho ha venido haciendo desde la creación de estas, por la experiencia profesional y humana que implica contribuir con los nobles objetivos que persiguen.
En conclusión, no hay duda de que la reforma laboral no ha cumplido sus objetivos. Sin embargo, existe un camino trazado bajo un nuevo objetivo: la dignidad del trabajo, con todo lo que ello implica. Entonces habrá que recorrer y transitar ese camino para generar la cultura laboral deseada a la cual el despacho Diez de Bonilla, Kuri y Asociados, S.C., se suma para alcanzarla.